sábado, 11 de septiembre de 2010

Tengo miedo de que la nana se robe el cariño de mis hijos


"Mamá", le comenzó a decir la hija de Macarena (30) a la nana. Inseguridad y celos le provocó ver que la niña, un día que la cuidadora se quedó a alojar, lloraba en la puerta llamándola como si fuera su madre.

Casos como éste producen sentimientos contradictorios en los padres. Por un lado, ven que sus hijos están siendo queridos por quienes los cuidan, pero, por otro, dudan y se cuestionan si están realizando un buen papel como progenitores.

Frente a esta situación, la sicóloga infantil Nadja Antonijevic explica que "si la madre siente que su hijo prefiere a la nana, de alguna manera significa que no se ha estado disponible no sólo en términos de tiempo, sino de afecto".

La participación de una tercera persona en la crianza no debiera ser un factor perturbador si es que la relación que creó el niño con su mamá en los dos primeros años de vida fue lo suficientemente estrecha para lograr un buen apego inicial.

Quién manda a quién

Hoy, hay muchas mujeres que trabajan y que llegan tarde a sus casas, y que les ceden -por falta de tiempo o por comodidad- mucho espacio a las cuidadoras.

Antonijevic comenta que, a veces, "cuando las mamás están con el niño están pensando en otras cosas; entonces quieren que coman rápido, se acuesten luego y no les irradian el afecto necesario".

La sicóloga infanto-juvenil Lorena Bravo plantea que hay labores en que las mamás son irreemplazables. "Las caricias, los permisos y las normas son tareas maternas. Los padres deberían realizar las actividades como el baño, ponerles pijama, acostarlos y levantarlos. Hay que evitar que los hijos tengan un contacto físico muy íntimo con las nanas, o sea, que no duerman con ellas, por ejemplo", precisa.

Mientras las mamás trabajan es fundamental que los niños sepan que pueden acceder a ella en cualquier minuto. "Dejarles un número de teléfono y enseñarles a marcarlo es necesario para darles tranquilidad", recomienda Lorena Bravo. Al mismo tiempo, este medio de comunicación puede ser de gran ayuda para establecer las normas del hogar.

Las especialistas recomiendan a los padres fijar ellos explícitamente los roles en la casa, porque si éstos no están claros a los pequeños les puede producir una dificultad su reconocimiento. Y a quién hacerle caso.

Como le pasó a Fernanda (33), quien cada vez que le llamaba la atención a su segundo hijo, su nana invalidaba el reto acurrucándolo. El niño comenzó a ponerse mañoso y a refugiarse en su cuidadora, de la cual era regalón. Luego, la preferencia de la nana de Fernanda por su hijo más pequeño produjo inseguridad en el mayor. En estos casos es necesario hablar con la cuidadora y hacerle entender que está produciendo un daño.

Las primeras pérdidas

Cuando la cuidadora se va para siempre, las especialistas proponen explicarle al niño las razones de por qué no va a trabajar más. Nadja Antonijevic advierte que "para ellos es una pérdida. Hay que hacerse cargo de que el niño tiene pena y está sufriendo, ya que no tiene la madurez afectiva para entender que las personas a veces se van".

Éstas son sus primeras pérdidas y hay que ayudar a los menores a vivirlas. En caso de que se haya tenido una buena relación con la cuidadora, la mamá puede buscar alternativas, como asegurarle al niño que la van a ir a ver o que la llamarán.

En el caso de que la nana se vaya porque tuvo un problema con la dueña de casa, Lorena Bravo recomienda que las mamás les demuestren su tristeza y que les expliquen a los niños que la cuidadora no hizo algo bueno, porque el modelo materno en la resolución de conflictos puede ser un aprendizaje para la vida del pequeño a futuro.

En todos los casos, es primordial que el niño tenga una relación estrecha con su madre, ya que pueden querer mucho a la cuidadora y preferirla en algunas ocasiones, pero si el apego inicial con su mamá fue bueno, siempre recurrirá a ella cuando se trate de algo importante.

COMUNICACIÓN Mientras la mamá no está, es bueno que los niños puedan acceder a ella en cualquier minuto (por teléfono, etc.).
Fuente: El Mercurio, Candelaria Marqués

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